Así lo sostuvo la vicepresidenta de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires en una entrevista en la que también se refirió al rol de la mujer en la justicia y al flagelo social de la violencia de género
La vicepresidenta de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, la dra. Hilda Kogan, estuvo presente en una nueva edición de JUSTICIA EN PRIMERA PERSONA , el ciclo televisivo en el que el tercer poder tiene la palabra.
En diálogo con el Dr. Enrique Russo y el periodista Martín Granovsky, la doctora Kogan abordó distintas temáticas relacionadas con sus funciones en el máximo organismo de la justicia bonaerense. Además se refirió al problema social de la violencia de género y analizó el rol de la mujer en la justicia detallando los aportes que ha hecho el género femenino en el ámbito judicial.
Al referirse a este último aspecto la ministra indicó que cuando se convirtió en la primera mujer en la historia en integrar la Suprema Corte bonaerense, los porcentajes de participación femenina en el ámbito judicial eran escasos y que pese al paso de los años, los niveles de inclusión de la mujer en la Justicia no se han modificado.
En este sentido la dra. Kogan consideró que una mayor inclusión de la mujer, podría permitirle a la justicia contar con una mayor capacidad de entendimiento de las problemáticas de la gente pues el género femenino cuenta con un componente de sensibilidad mayor al del hombre, que le permite analizar los casos con una perspectiva diferente. “En el desarrollo del ejercicio se comprueba que la mujer tiene una visión diferente de la justicia” opinó.
Atado a este concepto hizo hincapié en la necesidad que surgió en el ambiente judicial de contar con fallos que puedan explicarle a las partes las decisiones tomadas por los jueces de una manera más clara . Al respecto recordó que las impulsoras de la tarea de proveer a la justicia de un lenguaje más entendible y de dotarla de mayor rapidéz fue una empresa que iniciaron las funcionarias judiciales.
“Nuestro lema es que la justicia lenta no es justicia. Si yo entrego un fallo a un trabajador diez años después es mejor que le diga que el expediente se perdió. No hay que hacer un libro a la hora de emitir una resolución. Se debe actuar rápido y la explicación no debe estar dirigida al abogado si no a las personas involucradas en el litigio. No me sirve que me vengan con latinismo.” manifestó
En otro tramo de la entrevista, explicó que su llegada a los más altos escalafones de la justicia se produjo casi en simultáneo con el ingreso a la Corte Suprema de Justicia de la Nación de las juezas Carmen Argibay y Elena Highton de Nolasco.
Reseñó que este cambio sustancial en la justicia estuvo motivado principalmente por la participación de las mujeres en el plano legislativo. Según detalló las diputadas y senadoras de la decada del 2000, fueron las principales impulsoras de esta nueva composición de los máximos tribunales tanto a nivel nacional como en la Provincia.
Al abordar el tema de la violencia de género destacó el papel fundamental que tuvieron las mujeres de la justicia que propulsaron una evolución en los métodos de prevención de este flagelo social. Al respecto recordó que antes las tareas para prevenir la violencia de género estaban encaradas sólo por ONGs, pero que con el trabajo que hicieron las mujeres que fueron ingresando a la justicia, se pudo lograr que el poder judicial adopte un rol más activo para prevenir este mal.
“Nuestro lema es que la justicia lenta no es justicia. Si yo entrego un fallo a un trabajador diez años después es mejor que le diga que el expediente se perdió. No hay que hacer un libro a la hora de emitir una resolución. Se debe actuar rápido y la explicación no debe estar dirigida al abogado si no a las personas involucradas en el litigio. No me sirve que me vengan con latinismo.”